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¿Por qué la sostenibilidad es la nueva normalidad?


Los riesgos globales exigen una mayor implicación de las empresas hacia criterios ambientales, sociales y de buen gobierno

Hoy existen riesgos globales que podrían afectar significativamente al sector privado. Según el análisis anual Informe Global de Riesgos del Foro Económico Mundial, el medio ambiente es el lugar en el que el mundo se encuentra más claramente caminando sonámbulo hacia una catástrofe.


La falla en la acción climática, la perdida de la biodiversidad, los cambios extremos del clima, la crisis hídrica, los desastres naturales, y los desastres naturales causados por el hombre son los riesgos de mayor probabilidad y mayor impacto para nuestra sociedad.


Las necesidades sociales y ambientales están superando las actuales iniciativas para hacer frente, pero no necesariamente las capacidades para enfrentarlos. Los viejos modelos de intervención y colaboración deben actualizarse. Los recursos económicos y humanos deben combinarse a través de asociaciones y alianzas basadas en impulsores del mercado para lograr un impacto positivo y sostenible.


En la era de la información, la sostenibilidad ya no es una opción, es una necesidad.

Las empresas que hasta la década de los 80 podían ser impunes de actos de destrucción ambiental y de provocar situaciones causantes de muerte, descubrieron que, con esta nueva era de la información, el mundo es cada vez menos tolerante. Reducir costes mediante la explotación de la mano de obra y la contaminación ambiental, ha causado grandes dificultades a las empresas gigantes. Ahora han tenido que cambiar la manera de hacer las cosas para sobrevivir.


Este nuevo panorama global y las crecientes expectativas hacia el sector privado, están impulsando la necesidad de redefinir el propósito empresarial y el modelo de negocio hacia un triple impacto (económico, social y ambiental).


El crecimiento de la inversión responsable y la exigencia de grandes compañías, el ‘driver’ más importante.


La inversión de impacto está experimentando un crecimiento impresionante, impulsado en gran medida por los Millennials (los nacidos entre 1980 y 1994) y la Generación Z (los nacidos entre 1995 y 2015), que quieren que sus inversiones hagan algo más que generar dinero. Pero no solo los inversores jóvenes han impulsado el crecimiento de la inversión de impacto. El número de inversores de impacto está aumentando en todas las categorías demográficas.


Estos inversores de impacto también se han descrito como inversores en valores personales, ya que quieren que sus inversiones estén alineadas con sus valores personales. Al hacerlo, su intención es hacer de sus carteras de inversión una declaración de quiénes son y qué representan.





El sector de inversión de impacto ha duplicado su tamaño en los últimos dos años, según el Informe 2019 de Global Impact Investing Network sobre el dimensionamiento del mercado de inversión de impacto. Según el mismo informe, los inversores de impacto dicen que sus asignaciones de inversión de impacto seguirán creciendo.


Las inversiones que toman en consideración factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) ahora ascienden a $12 billones, según el Informe de 2018 de US SIF sobre Tendencias de Inversión Sostenible, Responsable y de Impacto de EE. UU. Eso es aproximadamente 1 de cada 4 dólares de los $ 46,6 billones en activos totales bajo administración profesional en los EE. UU. Esto representa un aumento dramático del 38 por ciento con respecto a 2016.


Recientemente, la mesa redonda de negocios “Business Roundtable” redefinió el propósito de una corporación para promover "una economía que sirva a toda la sociedad”. Esta declaración actualizada firmada por 181 CEO’s de las corporaciones más importantes, se aleja de la primacía de los accionistas e incluye el compromiso con todas las partes interesadas. Cada una compañía individualmente tendrá su propio propósito corporativo, pero comparten unos compromisos fundamentales con todas las partes interesadas:


  1. Entregando valor a los clientes. cumplir o superar las expectativas de los clientes.

  2. Invertir en sus empleados. Esto comienza con compensarlos de manera justa y proporcionar beneficios importantes. Fomentar la diversidad y la inclusión, la dignidad y el respeto.

  3. Tratar de manera justa y ética a los proveedores.

  4. Apoyar a las comunidades en las que operan. Respetar a las personas y proteger el medio ambiente adoptando prácticas sostenibles en todos nuestros negocios.

  5. Generando valor a largo plazo para los accionistas, mediante la transparencia y el compromiso.


 

¿Cómo integrar estos compromisos a la estrategia del negocio?


En el mundo ya existen metodologías y estándares internacionales que ayudan a integrar estas metas y objetivos a la estrategia del negocio como integrar un modelo de sostenibilidad que aumente el desempeño y mejore diagnosticar, planificar, implementar, medir y reportar el desempeño entorno a los aspectos ASG (Ambientales, sociales y de gobernanza).








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